Es bastante común que ante algún procedimiento médico, el/la vete de confianza de nuestra mascota deba anestesiarlo o sedarlo, ya sea porque tiene un temperamento que no permite realizar una maniobra de revisión médica, un procedimiento medianamente invasivo o porque se le debe realizar una cirugía.
En esas situaciones, los humanos atravesamos por diferentes sensaciones, entre ellas el temor de que ocurra algo indeseado durante el procedimiento, incluso el fallecimiento de nuestras mascotas. La anestesiología es una rama de la medicina en la cual se busca generar el estado de inconsciencia del paciente a través de distintos fármacos que actúan en el sistema nervioso central. El objetivo del anestesiólogo es que el paciente “no sienta” durante un procedimiento, y en esta búsqueda del “no sentir”, se trata de disminuir la ansiedad que pueda estar afectando a nuestro amigo de cuatro patas, disminuir su dolor, generar relajación de sus músculos y que no tenga conciencia ni recuerdos del momento de la intervención.
Pero entonces, ¿por qué le tenemos miedo a la anestesia o a quien la practica?
Esto puede deberse al hecho de que la mayoría de los fármacos que se utilizan para anestesiar un perro o gato o cualquier otra mascota, además de alterar el estado de la conciencia y la percepción del dolor, también tienen impacto en el sistema cardiovascular, respiratorio y en consecuencia en el resto del organismo.
Esto quiere decir que las medicaciones que se utilizan durante estos procedimientos afectan en mayor o menor medida el funcionamiento que tiene el corazón para llevar la sangre a todo el organismo y afecta la tarea de los pulmones que es la de oxigenar la sangre.
Hoy en día, existen numerosos fármacos, dentro de ellos, fármacos inhalados e inyectables que se utilizan para esta finalidad y los anestesiólogos eligen las combinaciones que crean más convenientes para cada paciente. No existe una receta universal que pueda ser utilizada en todos los pacientes, ya sean perros o gatos.

Para que un procedimiento de anestesia en veterinaria sea más seguro, se debe:
- Conocer a nuestro paciente
- Conocer su temperamento
- Si tiene enfermedades preexistentes, antecedentes de convulsiones o desmayos
- Si toma medicaciones en forma diaria.
Es mito que si un paciente es viejito no pueda ser anestesiado. Se debe realizar la correcta valoración de la mascota, y realizar los exámenes prequirúrgicos que nos permitan saber si ese paciente cuenta con un corazón que funciona adecuadamente y si la función de su hígado y riñones es óptima, ya que estos órganos serán encargados de depurar todas las medicaciones anestésicas. Por esta razón es que en condiciones ideales y programadas se piden los estudios prequirúrgicos que pueden ser análisis de sangre, orina, ecocardiograma y electrocardiograma.
El procedimiento anestésico más seguro será el que se lleve a cabo por un profesional que sea capaz de hacer una evaluación completa de su paciente y prevea cualquier tipo de eventualidad. Un profesional que disponga de la mayor cantidad de herramientas y conocimientos y se anticipe a las complicaciones que pueda tener un paciente, además de brindarle confort durante todo el procedimiento.

Escrito por Marisol Elizabeth Rodriguez Cisnero. (MN 9855)
Trabajo actual: Veterinaria responsable del consultorio de Puppis sucursal Recoleta. Socio activo de la Asociación Argentina de Medicina Felina (AAMeFe)
Médico de Planta en el cargo Ayudante de Primera en la Unidad de Anestesiología del Hospital Escuela de Facultad de Cs. Veterinarias UBA.
Estudios y Títulos: Veterinaria egresada de la Universidad de Buenos Aires año 2015.